¿Están vinculados el contacto con la naturaleza y el cambio social? Los movimientos higienistas del XIX, el krausismo y la Institución Libre de Enseñanza fueron pioneros en la creación de colonias escolares y salidas a la naturaleza con el objetivo de educar y al mismo tiempo provocar un cambio social. Si quieres provocar cambios, puedes leer este artículo y también hacernos una donación para organizar nuestro campamento este verano.
DESIGUALDAD AMBIENTAL E INFANCIA
Numerosos estudios actuales indican que la población con pocos recursos económicos y las minorías étnicas y raciales están desproporcionadamente condicionadas por los riesgos ambientales, sobre-expuestos a la polución y sub-expuestos a la naturaleza (son más propensos al “Transtorno por Déficit de Naturaleza” descrito por Louv).
Los investigadores hablan de “justicia ambiental” y examinan las poblaciones de jóvenes que quedan al margen de las experiencias en la naturaleza y las barreras que encuentran.
Está demostrado que todos los niños son más vulnerables a los efectos negativos de las toxinas ambientales a causa de las diferencias fundamentales en la fisiología, metabolismo, absorción y patrones de exposición que hacen que los niños reaccionen y excreten toxinas de forma diferente a los adultos (Crom, 1994, Pastor et al., 2002). Conocidos son los problemas respiratorios que ambientes contaminados como el de la ciudad de Madrid causan en niños y adultos, pero además esto tiene otros efectos en su crecimiento. Según un estudio en España del investigador David Rojas, del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL), el desarrollo cognitivo de los niños que asisten a escuelas expuestas a la contaminación del aire es más lento.
Además de mejorar el funcionamiento cognitivo y la coordinación motora, el acceso a la naturaleza parece tener una influencia positiva en la actuación académica de los niños. Si evaluamos los beneficios cognitivos, emocionales y físicos del acceso a los espacios verdes constatamos: una mayor capacidad de concentración, mejoras académicas, reducción del estrés, la agresividad y del riesgo de obesidad.
El acceso a espacios verdes amortigua el estrés infantil. Well y Evans en un estudio de 2003 argumentan que el acceso a la naturaleza es un regulador del estrés infantil, que de acumularse puede conducir a problemas crónicos mentales y físicos.
Kuo y Sullivan han examinado la relación entre espacios verdes y criminalidad, comparando las estadísticas de la policía y los niveles de vegetación en los alrededores de las viviendas. Encontraron que los niveles de “verdor” son un predictor negativo significativo de robos, violencia y otros delitos.
Estos estudios sugieren que los lugares públicos verdes animan la interacción social entre jóvenes y adultos, lo que puede incrementar la confianza social, hacer que descienda la delincuencia e incrementar la percepción de seguridad.
Las pruebas sugieren que crecer en áreas altamente urbanizadas con pocos espacios verdes afecta negativamente en el modo en el que los jóvenes perciben, saben y llegan a apreciar el medio natural. Además, los investigadores que tratan de entender la relación entre los niños y la naturaleza advierten que el desarrollo de “ecofobia” o miedo al mundo natural puede aislar a los jóvenes de la naturaleza e influir negativamente las futuras decisiones relacionadas con la protección de la naturaleza.
EDUCACIÓN AMBIENTAL SIN ABSTRACCIONES
El educador David Sobel defiende que antes que pedir a los niños que salven el planeta deberíamos darles el tiempo de conectar con la naturaleza y enseñarles a amarla. Las clases de educación ambiental que se imparten en los colegios son demasiado teóricas y los problemas que se explican a los niños (calentamiento global, desertización), muy abstractos. Sobel cita un estudio dirigido por la profesora Louise Chawla de la Kentucky State University sobre la educación y la infancia de las personas con fuertes valores ecologistas. Chawla halló dos importantes factores: haber pasado mucho tiempo durante la niñez en espacios naturales y haber tenido un adulto quien les enseñó a respetar el medio. Esto lleva a Sobel a proponer una solución para las fallidas propuestas curriculares de educación ambiental: invitar a los niños pequeños a empatizar con los animales y a conocer bien su entorno natural para ir ampliando poco a poco su interés por la naturaleza a otros ecosistemas más lejanos.
LIDERAZGO PARA UN MUNDO MÁS VERDE
Parece obvio que la transmisión de valores ambientales es esencial para conservar el planeta. Distintas organizaciones ecologistas como “Shoots and Roots”, la asociación juvenil de la Fundación Jane Goodall, buscan el empoderamiento de futuros líderes mediante el activismo medioambiental.
La lección principal que extraen los niños al completar distintos proyectos es que ellos son capaces de cambiar las cosas. Formar ciudadanos responsables y capaces de actuar para defender el bien común debería ser uno de los objetivos de la educación.






Richard Louv. Last Child in the Woods. Chapel Hill, NC: Algonquin. 2005.
Louise Chawla CHILDHOOD NATURE CONNECTION AND CONSTRUCTIVE HOPE Helping Young People Connect with Nature and Cope with Environmental Loss
https://besjournals.onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1002/pan3.10128
Manuel Pastor, Jr., James L. Sadd, Rachel Morello-Frosch
WHO’S MINDING THE KIDS? POLLUCION, PUBLIC SCHOOLS, AND ENVIRONMENTAL JUSTICE IN LOS ANGELES
https://doi.org/10.1111/1540-6237.00082
Pastor, M., J. Sadd, and J. Hipp. 2001. Which came first? Toxic facilities, minority move-in, and environmental justice. Journal of Urban Affairs 23 (1): 1-21
.Frances E. Kuo and William C. SullivanView all authors and affiliations ENVIRONMENT AND CRIME IN THE INNER CITY: DOES VEGETATION REDUCE CRIME?