Rafael Mendoza González
Junio 2018
“Educar es creer en la perfectibilidad humana, en la capacidad innata de aprender y en el deseo de saber que la anima, en que hay cosas (símbolos, técnicas, valores, memorias, hechos…) que pueden ser sabidos y que merecen serlo, en que los hombres y mujeres podemos mejorarnos unos a otros por medio del conocimiento”. – Fernando Savater
Introducción
En la red de organizaciones sin fines de lucro que usan al futbol como transformador social, Street Football World, podemos encontrar más de cien ONG’s compartiendo un mismo objetivo, el de cambiar al mundo a través del futbol. Dentro de esta red, hay organizaciones con objetivos más específicos en diferentes partes del mundo que se dividen en: equidad de género, salud, integración social, educación, empleabilidad, protección al medio ambiente, construcción de la paz y liderazgo juvenil.
Sin duda, existe un gran grupo de personas alrededor del mundo que piensan que el futbol es una gran herramienta de transformación social, es decir, que a través de la práctica del futbol se pueden crear mejores seres humanos; sin embargo, estas organizaciones carecen de una respuesta sólida al preguntarse la razón por la cual el deporte contribuye a construir un mundo mejor. Algunas de éstas afirman que es porque el futbol es popular y porque nos gusta, pero estas respuestas no son del todo convincentes ya que existen muchas actividades humanas que son populares y que nos gustan, y no por eso se usan como transformadores sociales; otras opinan que no lo saben, sólo que han notado un gran cambio en los jóvenes a partir de que estos se involucran en la práctica deportiva.
Los Dragones de Lavapiés se identifica como una organización sin fines de lucro, cuya misión es la de ‘tejer, a partir del futbol y la competición, lazos de solidaridad, respeto y comunidad, propiciando el diálogo entre personas de culturas muy diversas, procedentes de todos los rincones del planeta en el barrio de Lavapiés en Madrid, España. Dentro de sus intereses más específicos, están los de la equidad de género, empleabilidad y fortalecer los valores necesarios para vivir en paz en uno de los barrios más diversos de Madrid. En los Dragones podremos encontrar niños y niñas de 5 a 18 años, de más de 30 nacionalidades comprometidos en la práctica del futbol.
Aún sin pertenecer a la red de Street Football World, se podría considerar a los Dragones de Lavapiés entre unas de las organizaciones en España que usan al futbol como principal herramienta de desarrollo social.
En este texto, pretendo exponer lo valioso que es la existencia de los Dragones en el barrio de Lavapiés y en la ciudad de Madrid. La simple lógica del deporte nos explica que éste es quizás la herramienta fundamental para promover la educación moral que tanto hace falta hoy en el mundo. Lo que hace único a los Dragones de Lavapiés, es que son más de 130 niños y niñas, comprometidos con la práctica del futbol, en un ambiente multicultural, de paz y de competencia, todo en el mismo barrio.
El Deporte
Es importante empezar diciendo que a simple vista el deporte carece de un propósito benéfico para la sociedad. El filósofo británico Bernard Suits (1973) define al deporte como ‘el intento voluntario de superar obstáculos innecesarios’. Si analizamos la práctica deportiva llámese futbol, baloncesto, hockey, Voleibol, etcétera, nos daremos cuenta que es una actividad que no se puede comparar con la medicina, la docencia, las ciencias, entre muchas otras, porque a ojo desnudo carece de un valor interno. Los objetivos de las actividades antes mencionadas son notables a simple vista: el de mejorar las condiciones en las que vivimos.
También, es preciso enfatizar que las habilidades atléticas que se llegan a desarrollar en el deporte tienen valor neutro. La filósofa americana Heather Reid (2012), nos recuerda que estas habilidades se pueden comparar con la mentira. La acción de mentir no tiene valor negativo como mucha gente podría pensar. -Yo puedo mentir a mi cliente diciéndole que la tasa de interés del préstamo que solicitó no va a subir, con tal de que el cliente adquiera ese préstamo en mi banco. Pero también puedo mentir al gobierno Nazi cuando se me pregunta si tengo judíos resguardados en mi casa -. En este sentido, la mentira y las habilidades atléticas que se desarrollan en el deporte pueden ser comparadas. -Yo puedo ser lo suficientemente fuerte y veloz para cargar y llevar lo más rápido posible a un hospital a una persona que acaba de sufrir un ataque epiléptico, pero también puedo usar la velocidad y la fuerza para correr y huir de la policía después de haber cometido un crimen-. Incluso, en la antigua Grecia, ciudades como Esparta y Atenas, entrenaban habilidades atléticas entre sus escuadrones militares para futuras batallas. Es decir, las habilidades atléticas que desarrollaban los guerreros les servían a los gobiernos para ganar guerras y/o someter a sus enemigos.
Por otro lado, no podríamos concluir que el deporte tiene como resultado la salud, la actividad física, sí. Toda persona que entra en la práctica deportiva está sujeta a lesiones. Podríamos encontrar gran cantidad de ejemplos que nos demuestran que la simple práctica deportiva no está relacionada al cien por ciento con la salud. De hecho, jugadores profesionales y amateurs han muerto en la práctica misma.
Si el deporte carece de un valor interno a simple vista, las habilidades atléticas tienen valor neutro y no se podría considerar que está totalmente enfocado en la salud de los que lo practican, entonces ¿Cómo es posible pensar que metiendo balones en una portería podremos cambiar el mundo? ¿Por qué pensar que haciendo practicar futbol a niños y niñas puede tener un propósito benéfico para el Barrio de Lavapiés?
Heather Reid (2012) afirma que las competencias deportivas sirven como mecanismos para cultivar valores y celebrar las cualidades humanas que permitirá a las personas sobresalir en los desafíos que se presentan en la vida. Sin duda, los valores y virtudes que la gente desarrolla en cualquier práctica deportiva son los que hacen que meter goles en una portería tenga sentido. La gran idea de la existencia de los Dragones de Lavapiés es la misma que la del deporte, que es el del desarrollo de las personas para crear un mundo mejor (Culpan, 2007).
El futbol como práctica social y desarrollador de valores
. Para afirmar lo anterior, el filósofo Alasdair MacItyre (2013) sostiene que el deporte es una práctica social, y que éstas son todas aquellas actividades que “forman una coherente y compleja actividad humana cooperativa, establecida socialmente mediante la cual se realizan los bienes inherentes a la misma mientras se intentan lograr los modelos de excelencia que le son apropiados a esa forma de actividad y la definen
parcialmente.” Para entender al deporte y al futbol como practica social, me baso en la definición de Peter Arnold (1992), él dice que para que el deporte sea considerado como una práctica humana valorada, se tiene que entender como una práctica competitiva, gobernada por reglas, que demandan esfuerzo físico exigente y cuyos objetivos internos, habilidades y estándares de excelencia se tratan de alcanzar por el amor a la práctica misma. Es decir, para poder llevar a cabo el juego del futbol, los involucrados tienen que conocer y respetar las reglas, y comprometerse con los bienes internos del futbol, – esto quiere decir, entrenar para mejorar todas las cualidades que nos harán jugar mejor al futbol.
Otro ejemplo de práctica social sería, la religión. Cuando uno se compromete con los valores internos de cualquier religión, se espera que su comportamiento sea tal y que sus estándares de excelencia se realicen; esto es, tener un comportamiento de acuerdo con el que promulga la religión y promover los valores que promueve cualquier religión.
Académicos como Reid, Martinkova, Parry y Torres afirman que el futbol y cualquier deporte es un laboratorio de valores, donde éstos sólo florecerán en la medida en que se colabore, se cultiven sus bienes internos -el buen juego- y se satisfagan sus estándares de excelencia (competir para ganar dentro de las reglas establecidas).
Valores
La existencia de los Dragones de Lavapiés se debe a que estos intentan promover valores universales a través de la práctica del futbol y que las y los chicos transfieran estos valores a su día a día y contribuyan a construir un barrio en armonía. La filósofa Irena Martinkova (2012) separa correctamente los valores que fomenta el deporte cuando uno se compromete con la práctica deportiva y cuando uno añade valores a la práctica misa. Ella afirma que hay dos tipos de valores en actividades en movimiento y más concretamente en el deporte: valores competitivos y valores humanistas. Martinkova hace énfasis en que estos dos tipos de valores se deben trabajar conjuntamente y que, al no hacerlo, tanto los objetivos de los valores humanistas y competitivos estarían perdidos.
Valores Competitivos
Este tipo de valores son todos aquellos que se encuentran inherentes en el compromiso total con el deporte, en otras palabras, con el compromiso total a entrenar, desarrollar las habilidades atléticas, mentales, y nuevas estrategias con el objetivo de ganar el juego. A través del buen futbol y el entrenamiento, los valores florecerán. Podríamos decir que estos valores son: respeto (a uno mismo, a las reglas y al rival), disciplina, cooperación, justicia, equidad, Fair Play, el gozo por el esfuerzo, perseverancia, entendimiento mutuo, moderación, trabajo en equipo, etcétera. Estos valores no sólo se desarrollan en la práctica competitiva, sino que son necesarios para poder llevar a cabo la misma, pero que se tienen que fomentar, promover y exaltar a través del entrenamiento. Por cuestiones de tiempo y espacio, en este texto no se podrán detallar cada uno de estos valores que están inherentes en la práctica del futbol, pero que podrían ser discutidos en un futuro. Sin embargo, si el lector se ha comprometido en cualquier tipo de práctica deportiva podrá relacionar cada uno de estos valores con su propia experiencia.
Valores Humanistas
También los podríamos nombrar valores externos al deporte, esto quiere decir que no pertenecen a la práctica misma del futbol. En los Dragones de Lavapiés, como en muchas otras organizaciones como ésta, los valores humanistas son los que están visibles en la misión y visión de la organización. En los Dragones, los objetivos de la práctica deportiva van más allá de la práctica misma, ya que la existencia de esta organización tiene objetivos aún más específicos, como la equidad de género, multiculturalidad, amistad, empleabilidad, y la inclusión. Es por eso que en los Dragones vemos chicos y chicas de diferentes nacionalidades, culturas, religiones, y razas comprometidas con la práctica social: futbol. Además, dentro de los Dragones se imparten clases de inglés, matemáticas, y otras actividades relacionadas a temas sociales que permitirán a los jugadores tener más armas para conseguir en un futuro un trabajo digno y construir un mejor barrio.
Podríamos afirmar que en los Dragones de Lavapiés se fomentan y promueven los dos tipos de valores antes mencionados. Por un lado, Los Dragones, no son solo chicos y chicas jugando al futbol en el barrio de
Lavapiés, sino que están divididos por categorías, con horarios de entrenamiento y entrenadores dispuestos a instruir y guiar a los chicos en busca del ‘buen juego’. Cuando los Dragones entrenan al futbol y esa preparación la transfieren a una competencia, estamos creando mejores seres humanos.
Por otro lado, Los Dragones realizan esfuerzos para que los valores humanistas se sigan fomentando. Un ejemplo es el caso del Torneo 17 goles que se ha realizado con éxito en el Barrio. Este torneo tiene como objetivo hacer visibles los 17 objetivos de desarrollo sostenibles que promueve la ONU, sensibilizar a los competidores e impulsarlos a tomar acción en temas como: equidad de género, salud, educación, abogar por el cuidado del medio ambiente, producción y consumo responsable, desigualdades sociales, entre otros. Otro ejemplo, son los cursos de verano o de Semana Santa que se han desarrollado. En estos cursos, no sólo se juega al futbol, sino que se trata de acercar a los Dragones a las artes, con actividades y salidas a museos en Madrid.
Peter Arnold sostiene que una vida próspera se enfoca en el desarrollo y cultivo de los valores que promueve el deporte y los comportamientos humanos que llevarán al individuo o a un grupo de personas a sobresalir desde un punto de vista social, intelectual, o espiritual (Arnold, 1992).
Estando en los Dragones recordé las palabras del Barón Pierre de Coubertin – fundador de los juegos olímpicos de la época moderna – en una de sus frases más recordadas, él dice “pedirle a la gente que se amen es simplemente una forma de infantilismo. Pedirles que se respeten mutuamente no es utópico, pero para poder respetarse uno al otro, primero deben conocerse” (Muller, 2000).
¿Qué mejor forma de conocernos que a través de una práctica que nos obliga a tener cierto comportamiento, que fomenta valores competitivos y humanistas, y que al mismo tiempo amamos?
¿Por qué los Dragones de Lavapiés son tan valiosos para Madrid?
“Hoy, el procedimiento educativo más poderoso que tiene la sociedad son los medios de comunicación. Porque estos influyen más que la familia y la escuela, que deberían de ser los elementos genuinos de formación del ser humano (…) Los medios de comunicación pervierten al ser humano, ya que estos tienen intereses
específicos, y la educación tiene intereses diferentes, y la familia tiene expectativas diferentes a los medios de comunicación”. – Marcelo Bielsa
Bielsa, en ese entonces director técnico del Athletic de Bilbao de la primera división española sugiere que tenemos que encontrar nuevas formas de educar a los jóvenes. Educador físico y amante del futbol nos recuerda que nos tenemos que acercar más al deporte. La educación moral (la que se recibe en casa) se encuentra en decadencia por el tiempo que pasan los padres trabajando y el uso excesivo de las redes sociales, así como la educación formal (las escuelas) que no ha sido capaz de promover los valores que la sociedad necesita. ‘El Loco’ sugiere que la práctica deportiva fomentará los valores que tanto les hacen falta a las sociedades.
Si bien, los Dragones de Lavapiés se caracterizan por ser una institución deportiva, esta misma característica hace que sean una organización totalmente educativa porque a través del compromiso con la práctica del futbol, el entrenamiento y la competencia, niños y niñas de 5 a 16 años están desarrollando valores y virtudes que les ayudarán y contribuir a una sociedad de forma armónica (Culpan, 2007).
Los Dragones por la Paz
Dentro de los objetivos que tienen las organizaciones afiliadas a la red de Street Football World, la mayoría de éstas hacen gran énfasis en el futbol como constructor de la paz. Esta creencia es muy popular en todos aquellos que han dedicado su vida al deporte y más específico al futbol. Si el futbol tiene el poder de construir la paz entonces deberíamos trabajar enfocándonos en eso, sin embargo, dentro de esta red, también se carece de una explicación concreta de cómo lograr este objetivo.
Kostas Georgiadis (2009), asegura que la paz se puede interpretar de tres maneras. La primera se refiere a la ausencia de guerra. Esto es a la ausencia de un conflicto violento entre países, comunidades, barrios, vecinos, familias, etc.; La segunda forma de paz se puede interpretar como un estado de serenidad individual que se basa en el trabajo espiritual y psicológico; y la tercera está vinculado a la vida en un espíritu de paz a través de la cooperación, reconciliación, rechazando todas las formas de violencia, el entendimiento
mutuo, no tolerando la discriminación o injusticia, respetando las reglas, y los derechos y libertades de cada individuo. Entendiendo un poco más de lo que es el complejo tema de la paz, podríamos decir que la tercera interpretación es muy similar a los objetivos de los Dragones de Lavapiés, que a través de la competencia en el futbol, se fomenta el respeto, la equidad de género, la tolerancia, el rechazo a todo tipo de violencia, y así poder crear mejores seres humanos. En este sentido, los Dragones de Lavapiés abogan por la tercera forma de paz, donde a través del compromiso total con la práctica del futbol se fomentan valores morales universales y de este modo construir la paz.
Conclusión
En este texto he tratado de exponer lo importante que es la existencia de los Dragones de Lavapiés para el Barrio. Gracias al trabajo de diferentes académicos, puedo afirmar que el compromiso total al futbol es una práctica completamente educativa y quizás la mejor herramienta para promover educación moral. Si fomentamos el compromiso a la práctica deportiva y además añadimos valores humanistas a nuestras prácticas, estamos tomando acción para vivir en una sociedad en armonía. Creo que no es casualidad que los chicos hayan escogido a los Dragones para representar el barrio de Lavapiés, en la cultura China el Dragón es símbolo de virtudes como la bondad, la sabiduría, la pureza y la divinidad.
Ser una organización con valores competitivos y humanistas debería de ser la misión y la visión de todas las organizaciones deportivas amateurs y profesionales, no sólo de las organizaciones sin fines de lucro. Los Dragones de Lavapiés a través de la práctica del futbol fomentan los valores competitivos que están inherentes en el deporte. Asimismo, fomentan los valores humanistas que hacen a los Dragones aún más poderosos en sus ambiciones educativas. La gran idea del deporte es hacer mejores seres humanos y los Dragones lo han entendido perfectamente.
Robando las palabras de Fernando Savater, hablar del valor de los Dragones de Lavapiés, es entender la palabra valor en todo su sentido; ‘valor quiere decir que la educación que proporcionan los Dragones es valiosa y válida, pero también que es un acto de coraje, es un paso al frente de la valentía humana’. Podría
concluir que el valor de los Dragones de Lavapiés es incalculable para el Barrio y la ciudad de Madrid, y que no solo usan el futbol como principal herramienta de desarrollo social, sino que dejan que éste sea el maestro. Sé que en algunos años veremos a ex jugadores de Los Dragones de Lavapiés en las calles del barrio recitando la famosa frase del filósofo argelino, Alberto Camus: ‘Todo lo que sé de ética y moral se lo debo al futbol’ y a los Dragones.
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