En un contexto global de grandes incertidumbres donde algunos hablan de choque de civilizaciones o de crisis de modelos, en un país “recortado” y en un barrio en el que la palabra de moda es “gentrificación” surgen los Dragones de Lavapiés, un club que pretende tejer vínculos entre familias de una gran diversidad mediante el fútbol.
Dragones es una iniciativa vecinal, en la que la participación se promueve en un plano de igualdad. Quienes eligen tener responsabilidades en el club lo hacen con la ambición nada modesta de ser agentes de cambio generando un modelo de convivencia y desarrollo que sirva a sus hijos.
- PUENTES Y TROQUELADORAS
Las treinta procedencias nacionales de los chicos del equipo son un dato estadístico que ejemplifica bien una diversidad que también se da en lo económico, lo religioso o lo social.
Una simple relación de nombres de los componentes del equipo nos traslada a culturas muy alejadas entre sí: Aayoub, Assane, Raki, Violeta, Ruhan, Moha, Aiman, Jairo, Matteo, Malcolm X o Fernando Dariel son niños que vienen de lugares como Senegal, Ucrania, Marruecos, Taiwan, Bangladesh o Reino Unido. Otro dato significativo: aunque la mayoría de los niños que juegan en el equipo acuden a colegios públicos del barrio, también lo hacen niños de colegios concertados y privados.
Uno de nuestros principales valores de los Dragones de Lavapiés es el de brindar un espacio de diálogo por encima de diferencias. Putnam habla del capital social “puente” (que conecta sin cambiar a los diferentes) frente al capita social “vinculante” (que nos hace pertenecer e igualarnos dentro de un grupo). Un equipo de fútbol como Dragones participa de ambas categorías: es vinculante, pues forja lazos de pertenencia e identidad al mismo tiempo que respeta rasgos culturales diferenciales. -
SOMOS DRAGONES: FÚTBOL, IDENTIDAD COLECTIVA Y CIUDADANÍA
La mayoría de los chicos, pertenecientes a familias emigrantes de todo el planeta, han aprendido a desenvolverse en contextos muy distintos. Este hecho, que en sí tiene elementos muy positivos, es enturbiado por la precariedad económica, por los prejuicios y el racismo en la sociedad de acogida.
Observamos en algunos casos problemas de desarraigo, desapego e incapacidad de compromiso para alcanzar objetivos comunes e individuales. A este respecto, nos parece importante la facultad del fútbol de construir vínculos de pertenencia e identidad a partir de emociones, sentimientos y rituales deportivos. Son vínculos caracterizados por un alto grado de incondicionalidad (no importa quién seas: si estás en mi equipo, estoy contigo y te apoyo). La importancia de estos vínculos es enorme y vemos cómo los niños exploran la naturaleza de los mismos constantemente con preguntas y en ocasiones con retos.
En los estudios y estadísticas sobre la infancia en Madrid más recientes leemos que el distrito centro es el que menos porcentaje de niños tiene en la ciudad mientras que se observa un número de situaciones familiares que derivan en acogimiento y tutelas relativamente alto.
Con estos datos, la incondicionalidad que ofrece la pertenencia a un equipo donde se les escucha es algo muy valioso para los niños. También para la sociedad pues se promueve la participación, el esfuerzo conjunto, la solidaridad, el respeto a los bienes comunes y a los símbolos y, por extensión, la ciudadanía.
Para los niños españoles, para quienes suele ser más sencilla la adscripción incondicional es muy positivo y enriquecedor conocer a niños de otras culturas. No solo en el plano personal: también en el social y político al luchar contra los prejuicios y el racismo. Todo esto se refuerza con la participación semanal en “La Cueva del Dragón”, programa radiofónico que se emite en Onda Verde, la radio del Movimiento contra el Racismo y la Intolerancia. -
EMPODERAMIENTO INFANTIL: ES POSIBLE ALCANZAR LOS SUEÑOS
Los niños con los que empezamos a crear el club eran amigos que jugaban en el parque a fútbol y que vieron, con el apoyo de los adultos, el proceso de construcción y el cumplimiento de un sueño.
La primera idea que nos gustaría transmitir a nuestros jugadores es que hay que soñar y la segunda, que es posible, trabajando, conseguir los sueños. La participación en la liga municipal de nuestros nueve equipos y el juego de partidos amistosos es la constatación de esto. -
UN CAMPO NUEVO DE OPORTUNIDADES
El terreno futbolístico ofrece con frecuencia una oportunidad para invertir o trastocar jerarquías establecidas en el instituto, la escuela o la calle. El niño que no destaca en el colegio, que no encaja en el aula o al que se le etiqueta con el fracaso escolar es posible que sea valorado como jugador de fútbol. Y eso puede tener un efecto positivo en sus estudios, sobre todo si se crean herramientas de ayuda en el grupo o se construye una nueva seguridad y unos mecanismos de trabajo. -
OCIO SALUDABLE PARA LOS MÁS VULNERABLES
Pensamos que el ocio desestructurado es importante pero también lo es poder disfrutar del aprendizaje de un deporte y más aún ofrecer alternativas al botellón y a las discotecas en edades muy tempranas.
Las discotecas “light” a las que acuden los adolescentes del centro con frecuencia se destapan como otra cosa en los medios sociales: en Instagram observamos frecuentes incitaciones al consumo de alcohol y a la pornografía en sus fiestas. Son los niños con riesgo de exclusión y de vulnerabilidad social los que mayores peligros enfrentan.En el Informe de Situación de la Infancia y la Adolescencia de la Ciudad de Madrid realizado por el comité español de UNICEF leemos que:
“En el caso del “nivel socioeconómico y sociocultural” nos encontramos que en el “nivel alto” se desarrolla un ocio muy ligado a los espacios estructurados –tanto abiertos como cerrados-, en el que se participa en una amplia diversidad de actividades – deportivas, culturales, de restauración- que permite establecer interacciones con iguales tanto de entornos próximos y conocidos, como más alejados y desconocidos – con la riqueza de experiencias que ello aporta-. Por el contrario en el “nivel bajo” y de “vulnerabilidad social y riesgo de exclusión”, en la mayoría de los casos, se realiza un ocio muy ligado a los espacios abiertos, no estructurados y que no suponen un coste económico. Aunque también es importante destacar que algunos participantes que pertenecían estos grupos de discusión reconocían que su ocio estaba fundamentalmente asociado al consumo –de alcohol en espacios públicos “botellón”- y a espacios estructurados –como las discotecas-.”
En resumen, necesitamos apoyar a los niños que más barreras tienen en su desarrollo y sólo trabajando en equipo tenemos una oportunidad de conseguirlo.